31.5.13

[…] Hemos dicho que el traje popular no suele ser muy antiguo; ahora añadamos que su origen no suele ser popular. ¿De dónde proviene entonces? No cabe duda: de las aristocracias. El traje de la hembra popular aragonesa y el de la valenciana son el traje de la dama dieciochesca interpretado en material humilde por oficiales toscos.

[…] El vestido lagarterano es casi un lugar común de toda Europa: con ligeras diferencias se encuentran en todo el centro y el norte del Continente. A veces, como ante los trajes de jamelleras o de la nena en traje de fiesta, que Ortiz Echagüe reproduce maravillosamente, recordando atavíos centroasiáticos o de Siam.
Con todo respeto para opiniones divergentes de la mía. Diré que, a mi juicio, el traje más misterioso, más relativamente autóctono, más extraño y de más fino sabor castizo, es el que pudiera parecer más moderno de todos: el traje andaluz femenino, con volantes o faralaes. No creo que se encuentre nada parecido en el resto de Europa ni en Asia. Sólo lo hallamos donde los españoles lo llevaron, como en América.

Ortega y Gasset, 1933 [Fragmentos del prólogo a España, Tipos y Trajes, de José Ortiz Echagüe]